Ana Gloria Moya
Sinopsis realizada por mí:
Una mamá salió a la procesión, a vender manzanas acarameladas. Vendió unas cuantas, no más. Volvió triste a casa y vio que la Virgen abrazaba a sus niños, se dio cuenta de que ya estaba muerta.
Mi comentario:
Triste es ver que unos niños quedan desamparados, solos. Pero qué hermoso alivio es saber que la Virgen los protege como los hijos verdaderos que son. Siempre habrá una mamá celestial que nunca nos abandonará, y nos querrá así como somos. El amor de una madre es incomparable, no es egoísta, no se irrita, se alegra en la verdad, todo lo puede, todo lo vence y todo lo perdona.